Las sirenas son un elemento acústico que emite un inconfundible sonido muy fuerte y molesto. La sirena fue inventada por el físico francés Charles Cagniard de la Tour en 1819, quien les dio este nombre recordando las sirenas de la mitología griega. Las actuales sirenas sirven para dar una señal de alerta sonora, y son usadas para indicar situaciones de emergencia en establecimientos o en vehículos de servicio, tales como ambulancias, carros policiales y de bomberos. En seguridad alertan a las autoridades o al personal para atender prontamente la emergencia, al mismo tiempo que disuaden a los posibles atacantes.
Las hay de tres tipos: mecánicas, electroneumáticas y electrónicas.
Las versiones actuales están equipadas con un compresor para servicio continuo, a diferencia de los modelos más antiguos que tienden a recalentarse después de varios minutos de funcionamiento ininterrumpido.
La sirena mecánica está conformada por un cuerpo único, que en su interior posee un motor conectado a un ventilador especial provisto de dientes en su circunferencia, que al soplar a través de unos ports o ventanas que posee distribuidos el cuerpo a su alrededor, genera un sonido largo y grave, o bien agudo (silbato) que se puede ajustar de forma automática a través de un relé intermitente; en ocasiones incluye un botón de control manual. La corona dentada del ventilador es la responsable de la interrupción periódica de la corriente de aire que el ventilador sopla por los ports, generando así sonido.